ME DIRIJO A VOSOTROS
Depende del hombre mismo qué posición adopte frente a Dios. El hombre es parte de Dios, inseparable de Él, pero si él reconoce esta pertenencia a Dios como hombre, lo determina él mismo. Puede imaginarse a sí mismo estar completamente aislado en el universo, sin ninguna conexión con la fuerza que lo creó …. Pero también puede sentirse conectado con Esta, y su vida terrestre corresponderá a esta posición. De ninguna manera es obligado a confesarse a Dios, a entrar en contacto íntimo con Él y dejar que Su fuerza de amor irradie a través de él, sino que depende completamente de él que relación con Dios quiere establecer.
También puede permanecer completamente independiente de Dios en la medida en que no se esfuerce conscientemente ni solicite una aplicación de fuerza. Puede pasar su vida terrenal con la creencia de poder formársela por su propia fuerza y según su voluntad …. Entonces no reconocerá a Dios, no creerá en Él como el ser más amoroso, más sabio y omnipotente y tampoco establecerá una conexión con Él, sino sentirse completamente libre y rechazar un poder que dirige su destino.
Pero su actitud hacia Dios será siempre determinante para su desarrollo espiritual, para su vida en la eternidad. Porque en cuanto adopta una actitud negativa hacia Dios, no puede reclamar la corriente de fuerza que le permite llegar a la cima …. Ciertamente vivirá, pero su espíritu permanecerá sin despertar porque la fuerza espiritual de Dios no puede unirse con la chispa espiritual en el hombre, duerme, y el hombre vive su vida en vano, porque no cumple su propósito de la vida, el desarrollo ascendente de su alma ….
Porque hay que reconocer a Dios y establecer una conexión con Él para que la fuerza de Dios pueda ser impartida al hombre, que es absolutamente necesario para que el alma madure. Mientras que el hombre pueda recibir esta fuerza sin medida, quien entra en un contacto íntimo con Dios, pidiendo conscientemente Su fuerza en la oración y, por lo tanto, se reconoce a sí mismo como una criatura que permanece dependiendo del amor y de la gracia de Dios, mientras permanezca en la tierra.
La actitud correcta hacia Dios lleva como consecuencia al establecimiento de la relación correcta entre el Hijo y el Padre; el Hijo siempre pedirá y, por lo tanto, se le permitirá recibir incesantemente, la fuerza de Dios fluirá constantemente hacia él y cumplirá conscientemente el propósito de la vida …. O sea, establecer el acercamiento a Dios, reducir la distancia a Él y de formar su alma de tal manera que pueda entrar en el reino de Dios como un Hijo de Dios cuando su vida terrenal termine. La actitud correcta hacia Dios le da al hombre el éxito correcto, una vida eterna en luz y fuerza y bienaventuranza … mientras que el alma va con las manos vacías, que se creía independiente de Dios y, en consecuencia, permanecía sin fuerza en la tierra ….
Un hombre nunca podría haber llevado a cabo tal acto sin Amor, por lo que fue el Amor que expió los pecados de la humanidad …. fue Dios Mismo, cuya sustancia original es el Amor y que estaba en toda plenitud en el hombre Jesús, por lo que Este se divinizó en la tierra a través del Amor, que se hizo Uno con el Amor Eterno …. Se convirtió Dios en “hombre” …. y fue Jesús “Dios” ….
Sólo quien se ha transformado en amor él mismo podrá comprender este misterio, y también podrá comprender que desde la hora de la Redención hubo un puente que conduce al Padre, que cada una de Sus criaturas puede pisar, que quiere llegar al Padre, y que Jesús, el divino Redentor, construyó este puente a través de Su sufrimiento y la muerte en la cruz.
El Amor Mismo ideó una manera de permitir que los caídos regresarán a casa del Padre, y el Amor Mismo allanó el camino …. Y así vino la Salvación de arriba a la tierra, que en las más profundas tinieblas fue cortada y ya no tenía ninguna conexión con el reino de la luz. La Luz eterna se dejó caer, atravesó las tinieblas, el Señor de la luz y la bienaventuranza tomó la lucha contra el príncipe de las tinieblas …. Y lo ha derrotado, ha pagado la deuda en la cruz con Su muerte y rescató las almas del aquel que las mantenía atadas.
Pero esta Obra de redención la ejecutó Dios en un hombre porque Dios no podía sufrir y morir y porque un sacrificio que debía compensar esta gran culpa solo podía estar conectado con un inmenso sufrimiento y angustia y amarga muerte, que el hombre Jesús querría soportar por amor a la humanidad, para devolver al Padre los hijos que Él deseaba. Esta Obra de Redención fue única, porque se unieron el amor más profundo y la más alta sabiduría, que el hombre Jesús poseía y, por lo tanto, sacó toda la fuerza de voluntad para sufrir y morir por sus semejantes.
Y así, la Salvación vino a la tierra en aquella noche cuando nació el niño Jesús …. Dios Mismo envió a Su hijo a la tierra, quien ahora preparó una morada para el Padre en Si Mismo, para que el Padre y el Hijo …. Dios y Hombre …. se unieron y realizaron la Obra de Misericordia para que la deuda original fuese rescatada y para que el camino hacia arriba fuese libre para cada persona, hacia al Padre, hacia el reino de la luz y felicidad ….
Amén